"Cuba no existe ya para mí más que en el recuerdo o los sueños, y las pesadillas. La otra Cuba, aun la del futuro, cualquiera que este sea, es un sueño que salió mal". Guillermo Cabrera Infante. Mea Cuba.

30.9.10

Herzog y la búsqueda del hombre-oso


Cine (o Sardina): breves notas audiovisuales

Devorado por si mismo: Herzog y la búsqueda del hombre-oso. 

Grisly Man es un documental que pareciera un falso documental, pero es más: aparenta ser un falso documental que  es una ficción, o incluso que la supera...   Cuando vemos las imágenes seleccionadas por Werner Herzog  que grabó  este  amante-freak de los animales llamado Timothy Treadwell, no puede menos que impresionarme esta inmensa –y sobre todo impredecible- capacidad histriónica de este personaje frente a la cámara que llega  a  paroxismos insospechados: del meloso acariciador de zorros o el temerario que se acerca de manera casi suicida a esos imponentes osos grises en un parque nacional de Alaska, al colérico que gesticula y grita descontrolado contra las autoridades de ese parque y contra el mundo humano, que tanto desprecia...


Que Herzog haya escogido a este extraño personaje para otro de sus fabuladores filmes,  si que no es casual: ahí están para demostrarlo, con creces, desde el iracundo y asesino Aguirre, personalizado por ese otro loco -Klaus Kinski- que lo acompañó en algunos de sus  más significativos  filmes, hasta sus patéticos aunque lúdicos "enanos que comenzaron de pequeños”; desde el voluntarista y fanático Fitscarraldo a la inquietante y tenebrosa versión del inmortal conde  de Transilvania en Drácula,  o ese silencioso y enigmático Kaspar Hauser de  la Alemania del siglo XIX. 


La pregunta de porqué Timothy hizo de este desafío permanente su modo –y el sentido mismo- de su vida durante 13 años y hasta su horrible muerte, como especie de redención o exorcismo inconsciente, solo podría encontrarse –posiblemente- en las entrañas de sus psiquis, o del oso que lo descuartizó y devoró. Y que su destino final haya sido en su decimotercera temporada, luego de haberse ido de aquella reserva y haber regresado a ella con su novia, no deja de ser menos enigmático y simbólico…

Herzog,  incisivo rastreador de caracteres singulares y excéntricos, compagina a partir de la meticulosa y precisa edición  de esas alucinantes imágenes auto-filmadas por Treadwell, junto a las suyas como realizador y los testimonios-evocaciones del personaje, de amigos o conocidos no menos excéntricos que aquel,  un inevitable destino que se evidencia en las confesiones y autoanálisis constantes de Treadwell. Así, como dice el mismo cineasta sobre la increíble capacidad y precisión histriónica-fílmica de este personaje: “Ni en nuestra más salvaje imaginación sería fácil encontrar algo como esto…Treadwell estaba grabando una épica al estilo de Joseph Conrad, en el que aparecía un hombre bajo presión y en medio de la naturaleza. Era ese personaje extraordinario el que hizo esto tan maravilloso, siempre sabía donde estaba la cámara y adonde tenía que apuntar...Nadie podía montar eso mejor que como aparecía”.
 

No obstante, para hacer más ambigua nuestra incertidumbre, a veces dudo -por lo inverosímil de lo filmado- si estamos asistiendo a un montaje de otro “falso documental”, tan de moda, o una suerte de reality show naturalista  -especie de antecedente de Lost- sino fuera porque tenemos otras “evidencias” extrafílmicas de que Timothy fue realmente devorado.  Por eso Grisly Man es también –y sobre todo- una alegoría de esa relación  entre violenta y contradictoria del  mundo animal y humano,  de sus crueldades inevitables, de tensiones de poder –territoriales, físicas y psicológicas- y de una lucha por la sobrevivencia en el reino de los vivos; pero más que eso: de la capacidad de un ser humano de desafiar a la muerte,  e intentar transmutarse en  algo que dice amar…   

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